
Un día para disfrutar de Valdivia. La consigna del día era la paella que nos haría Ricardo a la noche. A la mañana nos fuimos al puerto a comprar los ingredientes. Nos recorrimos todo el puerto para conocer, una galería de pescados y mariscos como en pocos lados del mundo debe haber, el fileteado lo hacen a la vista, de fondo uno ve el río con las gaviotas y los lobos marinos.
Al medio día almorzamos, mariscos, en el centro… Nuestro chef empezó a hacer su obra maestra tipo seis de la tarde, era toda una obra de arte culinaria, con un montón de pasos, tuvimos que pedir una olla grande prestada a la dueña del camping. Salió de rechupete jaja! Algo genial a manera de despedida de Valdivia.
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