miércoles, 26 de mayo de 2010

15 / 16 / 17 de Enero de 2010
































Con todo el entusiasmo, la ansiedad y las ganas que todo salga bien...

Las cosas ya embaladas...

Todo listo...

Partimos de Tandil lugar donde vivimos para tomar el micro en Azul que nos llevaría a Junín de los Andes.

El equipo esta completo..., con el grupo sabíamos que estábamos lo suficientemente entrenados para tal aventura, pero nunca se sabe, Los Andes… son Los Andes…

Eduardo Rossi, Nucho Zanotti, Goyo Rodriguez Toledo, Ricardo Gutierrez, Gustavo Dinolfo y yo, Silvia Ahumada
Viajamos toda la noche, la mañana y parte de la tarde. El 16 llegamos a Junín con la ventaja que nos esperaban en el Regimiento de Infantería de Montaña R.I.M. 26 Cnl Moritan. Nos fueron a buscar, nos alojaron la primer noche. Fue nuestra base operativa, de donde saliamos y adonde regresariamos.
Casi sin recreos, armamos nuestras bicis y dejamos todo listo para salir lo más temprano posible hacia los Andes, sabíamos que el Paso que elegimos era muy complicado, con el agravante que no estábamos seguros que estuviera abierto. Confiábamos que si, así que no había nada más que pensar.
Las 8 AM la hora programada para iniciar lo que denominamos la Travesía Andes Malbec. Hicimos los últimos ajustes, las últimas compras en Junín y fuimos buscando el camino que bordea los lagos Curruhue Chico y Curruhue grande, en este último pasaríamos la noche.
El primer tramo de ripio estaba bastante feo, el viento soplaba cada vez más fuerte y en contra. Llevábamos todo lo que necesitábamos para dos o tres días que quizá no encontráramos nada para abastecernos.
Luego de unos 30 km paramos en el lago Curruhue Chico para almorzar, en un camping en bastante mal estado pero con agua y un kiosco almacén con cosas elementales. Fue bastante cansador hasta llegar ahí por el viento y el estado del camino.
Ya con fuerzas renovadas seguimos sin saber como seguiría el camino, lo que si sabíamos que cada vez estaríamos más cerca de las altas montañas. Nos internamos en la Selva Valdiviana, el camino esta mucho mejor en esta parte, a pesar que el viento seguía teníamos mucho reparo por la altura de las montañas. El camino es muy sinuoso, con subidas bajadas, arroyitos, el verde de la selva, los lagos azules… toda una postal.
Llegamos al fin de la primer jornada, unos 60 km con variedad de paisajes. Nos quedamos en el camping agreste del Curruhue grande. Armamos cada uno su carpa y Ricardo nos invito a cenar, jaja… Hizo capellettinis para todos, sacamos toda la batería de cocina que llevábamos, comimos como para una semana, había hambre… La noche estaba fría, y era raro estar en la cordillera, con sus silencios en la oscuridad total, pero el cansancio era tal que creo que todos dormimos plácidamente.
Hay que tener en cuenta que además de toda la actividad de pedaleo se suma lo que significa armar y desarmar campamento cada día…

Lunes, 18 de Enero - Liquiñe

Segunda jornada, la más difícil. Un buen desayuno, tratamos de estar listos bien temprano. Nos esperaba el cruce de frontera.
A pocos km pasamos por Laguna Verde, Lago Toro y llegamos al Escorial, que es un río de lava proveniente del Volcán Escorial que hiciera erupción hace 400 años, la lava se incrustó 1 km dentro del Lago Epulafquen. Caminamos por un sendero extenso y llegamos al bosque de bonsái de Coihues enanos… Fue un buen lugar para unos mates.
Continuamos, pasamos por las Termas de Lahuen Co. Por esa zona también esta la casa del guarda parque, con el que charlamos un rato y le preguntamos que nos esperaba adelante, sobre todo si no había problema en el cruce a Chile. Habia estado muy feo el tiempo días antes y el camino se pone imposible, por eso cierran el paso. Pronto nos sacaríamos la duda.
Llegamos al puesto de Gendarmería Argentina, y... a hacer los papeles… Y cuando no sabés, te puede pasar lo que nos pasó a nosotros… Salimos contentos rumbo a la frontera con dos duplicados en mano del formulario que llenamos, felices que habían abierto la frontera para nosotros, solo dejarían pasar bicis y motos a partir de ese momento… Te hace sentir importante ir por ahí abriendo fronteras jaja!
Era el mediodía y comenzamos el tramo más difícil de toda la travesía: El Paso Carirriñe.
Fueron unos 8 km de subida, o mejor dicho trepada, con ángulos de 60º creo… El tema que muchas veces con la bici a cuesta y estando totalmente detenidos, la gravedad nos hacia patinar hacia abajo. Por momentos teníamos que, entre dos, subir una bici. Particularmente puedo decir que más allá de la preparación física hay una cuestión mental que tiene que estar presente para algo así; no hay vuelta atrás; estas en medio de la cordillera, algunos del grupo van más adelante, otros más atrás… solo queda mirar hacia adelante (hacia arriba) con un terreno en pésimas condiciones y con el cuerpo cansado tratando de adivinar cuál será el momento de quiebre que ya no quiera dar un paso más, y sacar un cálculo mental rápido de las horas de luz que quedan y en este caso, adivinar si llegaríamos a horario a hacer inmigraciones del lado chileno. Lo bueno es que no hay opciones, pienses lo que pienses hay que seguir…
En medio de tal lugar inhóspito nos cruzamos con un grupo de gente que estaba arreglando el camino, eran chilenos del lado argentino; es normal actitudes así de un país o del otro en cercanías de la frontera. Uno de ellos era el propietario de un complejo de cabañas y termas en el próximo pueblo chileno. En la charla nos contó las bondades del lugar y que nos esperaba en su complejo turistico. La verdad no estaba en nuestros planes parar en cabañas.
Llegamos al Hito, que es el lugar donde está marcada la frontera, una alegría enorme cumplir esta meta, era el punto cumbre de la cordillera, ahora había que bajar. Las bajadas no fueron menos complicadas que el ascenso, las manos se nos dormían de apretar los frenos. Hasta que luego de una curva vimos la oficina de migraciones. Llegamos en buen horario, todos sanitos jaja… Pero… había algo que no andaba bien: faltaba el sello en el papel azul… sin ese sello no podíamos entrar a Chile… charla va, charla viene, supimos de otros que tuvieron que volverse. Ellos desconocían que la frontera estuviera abierta, no teníamos posibilidades de pasar… pero por esas cosas de la vida nos permitieron pasar. Los carabineros son muy serios en estas cosas.
Respiramos hondo y después de tomarnos unos mates y relajarnos un poco seguimos a un pueblito muy cerca, Liquiñe, donde nos esperaba nuestro amigo de las cabañas.
El paisaje en estos lugares es soñado, de lo más lindo que vimos, praderas muy verdes, los ríos caudalosos y estruendosos, parecía una postal de los Alpes Suizos. Con muchas termas. Entramos a Liquiñe avanzada la tarde muy cansados y nos pareció buena idea ir a ver que nos proponía nuestro amigo de las cabañas. Un lugar paradisiaco, con pileta termal, restaurant y todo lo que necesitábamos para reponernos de tanta aventura. Nos recibió con una picada, nos aconsejo que cenáramos temprano para aprovechar las termas. Después de cenar nos metimos a la pileta, la temperatura de origen del agua es a 90º, en la pileta se mantiene a 40º, aun así me costó entrar por lo caliente que estaba… Fue un día inolvidable, permanecimos en la pileta hasta casi las 2 de la madrugada, no daba ganas de irse.