miércoles, 26 de mayo de 2010

Lunes, 18 de Enero - Liquiñe

Segunda jornada, la más difícil. Un buen desayuno, tratamos de estar listos bien temprano. Nos esperaba el cruce de frontera.
A pocos km pasamos por Laguna Verde, Lago Toro y llegamos al Escorial, que es un río de lava proveniente del Volcán Escorial que hiciera erupción hace 400 años, la lava se incrustó 1 km dentro del Lago Epulafquen. Caminamos por un sendero extenso y llegamos al bosque de bonsái de Coihues enanos… Fue un buen lugar para unos mates.
Continuamos, pasamos por las Termas de Lahuen Co. Por esa zona también esta la casa del guarda parque, con el que charlamos un rato y le preguntamos que nos esperaba adelante, sobre todo si no había problema en el cruce a Chile. Habia estado muy feo el tiempo días antes y el camino se pone imposible, por eso cierran el paso. Pronto nos sacaríamos la duda.
Llegamos al puesto de Gendarmería Argentina, y... a hacer los papeles… Y cuando no sabés, te puede pasar lo que nos pasó a nosotros… Salimos contentos rumbo a la frontera con dos duplicados en mano del formulario que llenamos, felices que habían abierto la frontera para nosotros, solo dejarían pasar bicis y motos a partir de ese momento… Te hace sentir importante ir por ahí abriendo fronteras jaja!
Era el mediodía y comenzamos el tramo más difícil de toda la travesía: El Paso Carirriñe.
Fueron unos 8 km de subida, o mejor dicho trepada, con ángulos de 60º creo… El tema que muchas veces con la bici a cuesta y estando totalmente detenidos, la gravedad nos hacia patinar hacia abajo. Por momentos teníamos que, entre dos, subir una bici. Particularmente puedo decir que más allá de la preparación física hay una cuestión mental que tiene que estar presente para algo así; no hay vuelta atrás; estas en medio de la cordillera, algunos del grupo van más adelante, otros más atrás… solo queda mirar hacia adelante (hacia arriba) con un terreno en pésimas condiciones y con el cuerpo cansado tratando de adivinar cuál será el momento de quiebre que ya no quiera dar un paso más, y sacar un cálculo mental rápido de las horas de luz que quedan y en este caso, adivinar si llegaríamos a horario a hacer inmigraciones del lado chileno. Lo bueno es que no hay opciones, pienses lo que pienses hay que seguir…
En medio de tal lugar inhóspito nos cruzamos con un grupo de gente que estaba arreglando el camino, eran chilenos del lado argentino; es normal actitudes así de un país o del otro en cercanías de la frontera. Uno de ellos era el propietario de un complejo de cabañas y termas en el próximo pueblo chileno. En la charla nos contó las bondades del lugar y que nos esperaba en su complejo turistico. La verdad no estaba en nuestros planes parar en cabañas.
Llegamos al Hito, que es el lugar donde está marcada la frontera, una alegría enorme cumplir esta meta, era el punto cumbre de la cordillera, ahora había que bajar. Las bajadas no fueron menos complicadas que el ascenso, las manos se nos dormían de apretar los frenos. Hasta que luego de una curva vimos la oficina de migraciones. Llegamos en buen horario, todos sanitos jaja… Pero… había algo que no andaba bien: faltaba el sello en el papel azul… sin ese sello no podíamos entrar a Chile… charla va, charla viene, supimos de otros que tuvieron que volverse. Ellos desconocían que la frontera estuviera abierta, no teníamos posibilidades de pasar… pero por esas cosas de la vida nos permitieron pasar. Los carabineros son muy serios en estas cosas.
Respiramos hondo y después de tomarnos unos mates y relajarnos un poco seguimos a un pueblito muy cerca, Liquiñe, donde nos esperaba nuestro amigo de las cabañas.
El paisaje en estos lugares es soñado, de lo más lindo que vimos, praderas muy verdes, los ríos caudalosos y estruendosos, parecía una postal de los Alpes Suizos. Con muchas termas. Entramos a Liquiñe avanzada la tarde muy cansados y nos pareció buena idea ir a ver que nos proponía nuestro amigo de las cabañas. Un lugar paradisiaco, con pileta termal, restaurant y todo lo que necesitábamos para reponernos de tanta aventura. Nos recibió con una picada, nos aconsejo que cenáramos temprano para aprovechar las termas. Después de cenar nos metimos a la pileta, la temperatura de origen del agua es a 90º, en la pileta se mantiene a 40º, aun así me costó entrar por lo caliente que estaba… Fue un día inolvidable, permanecimos en la pileta hasta casi las 2 de la madrugada, no daba ganas de irse.

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